miércoles 29 noviembre 2023
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MÁS DE 38 AÑOS COMO TRANSPORTISTA ESCOLAR: «SI FUESE POR MÍ LO SEGUIRÍA HACIENDO»

Carlos Ferreyra, fue el encargado del transporte escolar durante casi 4 décadas. Cuenta sus experiencias y anécdotas donde también se desempeñó en empresas e instituciones.

 

La confianza depositada a través de los años en Carlos Ferreyra, Carlitos para todo el mundo, fue ganada por su seriedad y su compromiso con su labor. En esta entrevista cuenta sus comienzos que no fueron en este rubro: «Empecé trabajando con mi hermano, y entré a trabajar en la concesionaria Ford, luego en Entel durante 11 años aproximadamente. Y después vi la posibilidad de comprarme un colectivo. No sólo para transporte escolar sino también para los clubes y otras instituciones», desliza Carlitos en su testimonio para Portal San Jorge.

 

Al pasar los años, su empresa empezó a crecer: «empezó a irme bien, luego pasé a tener otro colectivo, puse un chofer; llegué a tener 3 colectivos, incluso uno de larga distancia para viajar de la escuela y dos locales. Cuando no era época escolar, hacía viajes a playas y trabajaba con las colonias de vacaciones».

 

 

Y asimila: «hoy tengo 79 años, estuve 38 años realizando este tipo de transportes escolares y si fuera por mí lo hubiese seguido haciendo. Trabajar con chicos es mucho mejor que trabajar con grandes».

También recuerda su puntualidad, algo clave para sostener su confianza hacia los demás: «cada papá o mamá sabía que yo pasaba a la hora justa, no podía demorar más de un minuto cada día, durante 9 años trabajé con chicos que iban a la Universidad en Rosario buscándolos los viernes y los llevaba de vuelta el domingo. Era mucho sacrificio pero algo que rendía»

De la mano de su crecimiento laboral, llegaron otros trabajos no sólo con las escuelas: «también trabajé con la empresa Williner, de De Lorenzi. Llevaba a los empleados e incluso en diferentes horarios, y luego los llevaba a El Trébol, eran alrededor de 15 muchachos que viajaban. Habíamos hecho un convenio con el gerente, siempre hubo una muy buena relación con la empresa y los empleados».

«Luego vendí el colectivo y lo quise hacer la empresa más familiar. Me ayudaban mi señora y mi hijo. Siempre cumplíamos con los empleados pero por temas administrativos era lo más conveniente», recuerda Carlitos.

Y finalmente memoriza y cuenta sobre otras instituciones con las cuales también trabajó: «con la Iglesia, con el Club de Abuelos, también trabajamos en diferentes viajes. Con el Club de los Abuelos trabajamos desde sus comienzos, enseguida me hablaron a mi. Eran largos viajes y de muchas horas, pero siempre se disfrutaba».

Carlitos, alguien que seguramente será recordado por muchas personas que, hoy ya adultas, fueron trasladadas diariamente hacia distintos rumbos por él y además se sintieron seguras, con todos los cuidados que eso implica,